Olor a tierra mojada. Tú, yo, sentados en el porche de aquella casa, viendo como la lluvia cae, empapando la tierra, haciendo que emane de ella ese olor tan relajante que hace que viaje dentro de mis pensamientos, contigo.
Pones tu mano sobre la mía, abro los ojos y te miro, ese rostro tan inocente que tienes, esa mirada que desnuda mi alma.
No puedo dejar de mirarte, me es imposible apartar la mirada, al contrario, poco a poco voy acercando mi rostro al tuyo, poco a poco nuestros labios están más cerca el uno del otro, poco a poco mi corazón late más deprisa y con más intensidad.
Esa escena, en aquel porche de aquella casa, observando primero la lluvia, después el rostro del otro, para acabar cerrando los ojos.
Esa escena permanecerá en mi corazón y en mi mente, bien guardada.
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